Tras esa fachada principal, se encuentra el patio de acceso que no solo distribuye los distintos espacios comunes, sino que además contribuye a impregnar cada rincón de una luminosidad increible. Las oficinas, salas de trabajadores, salas de reuniones o tienda, se ubican en esta primera crujía para dar servicio a la almazara y guían al visitante a través de una escalera a la pasarela que inicia las visitas guiadas.
Esta pasarela se eleva por las zonas industriales, mostrando un recorrido sencillo desde el patio de recepción en que se prepara la aceituna, pasando por la zona de producción en que se moltura y extrae su jugo, para ser directamente enviado a la bodega donde se clasifica y almacena el aceite en espera de ser trasladado a la zona de envasado para su embotellado.
El almacén, como paso final, se encarga de acumular el producto ya terminado hasta ser repartido a lo largo y ancho del mundo, contribuyendo así a la internacionalización, una de nuestras principales señas de identidad.
En definitiva, una maquinaria de más de dos mil metros cuadrados repleta de detalles abierta completamente al visitante.
Y que culmina con una degustación de nuestros productos.