Todo empieza con la variedad arbequina, recogida en el punto de maduración óptimo. De ésta, obtenemos también el hueso, que incineramos para ahumar nuestro aceite con el hueso de aceituna, el cual le aporta un sabor dulce inigualable. Sólo usamos los primeros humos en frío para obtener los aromas y sabores más frescos.
El aceite de la variedad Arbequina combina a la perfección con el toque de humo obtenido por el hueso. El resultado es un aceite armónico, con notas dulces y toques a vainilla y caramelo.
Condiciones de conservación: Mantener en lugar fresco y seco fuera del alcance de la luz (entre 5ºC y 30ºC).